jueves, 25 de noviembre de 2010

Caracol (helix aspersa)

Ser pastoso que firmó un contrato de condominio con la babosa –aunque no se decide a cumplirle-. El caracol se distingue de esta última por tener la posesión de su casita redondeada y sinuosa. Sí comparte con ella el andar relajado y el juguito pegajoso que deja a su paso. //Agujeritos en las hojas: dícese del efecto resultante de la masticación de caracoles y babosas. //Cebo para caracoles: montañita de polvo marrón claro o azul eléctrico que algunos inventores han dado en crear para distraer a esos bichos de su interés por la irreflexiva masticación de hojas y plantas.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Camalote (Eichhornia crassipes)


Se le escapan los pensamientos al agua y antes de que se desparramen en el aire, los atrapa el camalote y los tiñe de un violeta muy clarito.

También podemos decir que el camalote es una especie flotante de raíces sumergidas y que se la llama vulgarmente Jacinto de agua, Lampazo o Buchón.
Y que cada quien saque sus propias conclusiones.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Colibrí o picaflor (Chlorostibon aureoventris)


Ave simple de color tornasolado que funciona a 78rpm. Amante de salvias y lavandas, liba con desparpajo los violetas de las plantas de Serrano y se los lleva volando en su aleteo de hada.

http://www.youtube.com/watch?v=8vk8qzGJMgA&feature=related

sábado, 6 de noviembre de 2010

Hormigas rojas (himenóptero formicidae)


Especie similar a la hormiga negra, aunque de diferente tamaño y color.
(Como bien lo demuestra la fotografía, algunas veces hay que esmerarse un poco para encontrar las hormigas rojas.)
Unas
suben y otras bajan por su ruta de trazado invisible. Andan y andan. Se encuentran. Se saludan. Breve. Muy breve. Y siguen su camino de pasos apurados. Y siguen y andan y se saludan. Y andan, se saludan y siguen. Y así. En esa civilidad menuda tan propia de sí mismas, de ellas, las hormigas rojas.

Hormigas negras (Caespitum de Tetramorium -Linnaeus-)

También llamadas hormigas del pavimento. Parientes lejanas de las hormigas rojas. Son gordas y angurrientas. Se invitan a comer y jamás son bienvenidas. Viven en algún sitio misterioso de la cocina y, por las noches, arremeten contra las bananas, las cebollas, los panes. También disfrutan el sabor de las plantas del jardín, aunque sólo de aquellas cuyo valor supera los diez pesos. Al igual que con las cucarachas, sólo puede hablarse de ellas en plural. (Véase también hormigas rojas)